Bienvenidos a Cajamarca, una ciudad llena de historia y tradición. Hoy los llevaré a un lugar emblemático que marcó el destino del Imperio Inca: El Cuarto del Rescate.
Imaginen que estamos en el año 1532. El gran emperador inca Atahualpa, tras una dura guerra civil contra su hermano Huáscar, llega a Cajamarca victorioso. Sin embargo, su suerte cambiaría cuando el conquistador español Francisco Pizarro y sus hombres lo capturan en la Plaza de Armas.
Desesperado por su libertad, Atahualpa hace una promesa increíble: llenar este cuarto hasta la altura de su brazo extendido con oro y dos veces con plata a cambio de su liberación. Durante meses, tesoros llegaron desde Cusco y otras regiones del imperio. Sin embargo, los españoles, temiendo su poder, lo traicionaron y ejecutaron en 1533.
Ahora, frente a nosotros, se levanta esta histórica habitación de adobe, el único vestigio arquitectónico inca que queda en Cajamarca. Sus paredes han resistido el paso del tiempo, y en su interior, aún podemos imaginar la riqueza y la desesperación que aquí se vivieron.
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